cosechas

2014-2015 / intervención en los espacios físicos y virtuales de la escuela Barbara, en Stains (93); banco de imágenes y protocolo de aplicación que permite actualizar y reactivar la obra.

Proyecto realizado en el marco del programa 1 % artistique.

Durante un taller dirigido por la artista, en colaboración con los profesores de cine, los estudiantes de la escuela Barbara trabajaron sobre las relaciones entre el interior y el exterior de la escuela. Filmaron su establecimiento, pero también la zona Clos-Saint-Lazare, la histórica ciudad jardín y los cercanos Archivos Nacionales. El objetivo era captar «el movimiento, la circulación, los espacios de uso común, los lugares de encuentro que los alumnos han elegido en función de los desplazamientos que realizan a diario», jugando con los diferentes significados de la palabra «cultura». La palabra significa evidentemente transmisión de conocimientos, principio mismo de la educación. Pero también hace referencia al cultivo, a la siembra y, por tanto, al pasado hortícola del barrio donde se construyó el colegio. Por último, sinónimo de «civilización», y entendida como el conjunto de las influencias sufridas por un individuo en su vida (familia, historia, lengua, tradiciones geográficas), «cultura(s)» evoca la diversidad y los diferentes orígenes de los estudiantes. Estas imágenes han conservado el paso de los alumnos por diferentes espacios de la escuela y sus alrededores, favoreciendo un diálogo entre el interior y el exterior y apoyándose en el poder ficcional y documental del cine y la fotografía (la luz, el movimiento, la captación de la realidad, la puesta en escena…). Son entonces, «cosechas».

Estas imágenes en movimiento se convirtieron después en fotografías digitales. Para ello, los distintos videos se proyectaron sobre una pantalla que la artista fotografió dejando abierto el diafragma de la cámara durante el tiempo que duraba cada uno de ellos. El resultado de estas imágenes condensadas se asemeja a «paisajes o escenarios más o menos abstractos y coloridos, sutilmente impregnados de las huellas del paso de los estudiantes y de otras personas, de la memoria del tiempo y de la actividad humana que actúa sobre los lugares y los espacios».

A partir de estas tomas, la artista hizo una selección de imágenes que luego se situaron en los distintos espacios de la escuela, tanto físicos como virtuales. Presentes en cortinas, ventanas, pantallas de ordenador o incluso en la tarjeta del comedor, los cuadernos de comunicaciones o los documentos administrativos, las imágenes elegidas aparecen sutilmente en función de la luz natural, la posición de la persona que las mira y la atención que les presta. Un «banco de imágenes» y un protocolo establecido por la artista se encuentran a disposición de la escuela para actualizar y reactivar la obra en el futuro.

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